El Ejército de los Estados Unidos (U.S. Army) ha parado el alistamiento de algunos residentes permanentes mientras ha ordenado largos retrasos para otros inmigrantes, todo como parte de un controvertido esfuerzo para fortalecer la seguridad en los rangos, sometiendo a los reclutas nacidos en el extranjero a controles de antecedentes más estrictos. Con este nuevo procedimiento, el Pentágono hará más difícil el proceso para los inmigrantes que buscan alistarse en el Ejército con el fin de obtener la ciudadanía aceleradamente.
Muchos de estos reclutas han esperado años para afiliarse a este programa de reclutamiento, que fue diseñado para atraer inmigrantes altamente calificados al servicio a cambio de una vía más rápida para convertirse en ciudadanos americanos.
Desde los ataques terroristas del 11 de septiembre, más de 100,000 inmigrantes se han convertido en ciudadanos americanos a través del servicio militar.
Desde principios del mes de septiembre, 2017, el Ejército ha cancelado abruptamente contratos para cientos de reclutas militares nacidos en el extranjero, perturbando sus vidas y exponiendo a muchos a la deportación, de acuerdo a varios reclutas que han sido afectados y algunos militares con conocimiento de la situación.
Debido a la política anti-inmigrante de la administración del Presidente Trump, no está claro si los oficiales del Pentágono han tomado la misma línea dura en inmigración de la Casa Blanca, como una señal, y no apoyar el programa para reclutas nacidos en el extranjero. El Pentágono defiende su posición indicando que estos cambios son necesarios para prevenir terroristas y agentes extranjeros de infiltrarse en el ejército americano; sin embargo, el Pentágono no ha revelado ningún ejemplo de amenazas legítimas provenientes de reclutas inmigrantes.
Los funcionarios del Pentágono han dicho que las directrices recientes a los reclutadores tenían la intención de reiterar que los reclutas inmigrantes deben separarse dentro de los 2 años posteriores al alistamiento a menos que “opten” por un año adicional. Algunos reclutas inmigrantes entrevistados por el periódico Washington Post, aseguraron que no estaban llegando al término de los dos años cuando les cancelaron sus contratos, sembrando confusión sobre el motivo real de la cancelación. Un recluta que vino a los Estados Unidos hace ya un tiempo y alistado en Virginia, indicó que su contrato había sido cancelado después de haber esperado 2 años, justo cuando su estatus legal migratorio expiró.
En un memorando del verano, el Pentágono enumeró 2,400 reclutas extranjeros con contratos firmados quienes están en reserva, y ni siquiera han hecho el entrenamiento básico. Este memorando indica que algunos 1,000 de ellos han esperado tanto que ya no están en estatus legal, por lo que una cancelación del contrato de alistamiento los puede exponer a la deportación. Algunos de estos reclutas han entablado una demanda en la cual alegan que el gobierno federal ilegalmente ha retrasado sus procesos de ciudadanía. Un abogado del Departamento de Justicia aseguró a la corte que los reclutas verían sus contratos cancelados solamente si información despectiva era encontrada en la exhaustiva investigación de antecedentes que se les hace.
La realidad es que los residentes permanentes no deberían unirse al Ejército solo con el fin de obtener una ciudadanía americana aceleradamente, porque es más rápido conseguir su ciudadanía a través de las leyes para los civiles que hacerlo a través de las nuevas directrices del Pentágono.